Micro-programas, Mega-aburrimientos

En un post anterior se hizo referencia a aquellas tandas inanimadas, esos cartones con locución que -hipótesis mediante- dormirían a cualquier chico del 2000 que viera algo semejante en pantalla.
Pero en los ochentas ya existía un elemento soporífero mucho más extremo que las placas: los Microprogramas. El más recordado sea, seguramente, El país que no miramos. Pero durante varios años, ATC emitía insertado en sus tandas Los Creadores, un segmento cultural donde una serie de imágenes acompañaban -redundantes- la lectura de una poesía.
De más está plantear el efecto que podía llegar a producir un material semejante en la inmaculada paciencia de un niño de ese entonces, que lo único que quería era seguir mirando ese capítulo de El increíble Hulk que había sido interrumpido por semejante atrocidad.
La característica que distinguía a Los Creadores era ese zoom hacia una vela encendida -como aquella que Andrés Redondo sostenía en el recordado sketch/parodia a los programas culturales de Hiperhumor- y una voz en off.
Este espacio solía durar alrededor de tres o cuatro minutos, pero para evitar un éxodo masivo de seguidores del blog, se redujo la muestra a unos cincuenta segundos.
Sépanlo nuevas generaciones: ésto era la TV de hace 25 años.