Una piadosa pero cruel mentira

Dos para una mentira fue un clásico de novela de 1986. Iba por Canal 9 a las 2 de la tarde y formó parte de una suerte de trilogía escrita por Luis Gayo Paz (La primera fue No es un juego vivir con Cristina Alberó y Aldo Pastur, luego ésta y finalmente Ese hombre prohibido, con Marco Estell y Graciela Cimer), que mantenían una estructura similiar y numerosos elencos corales, repletos de personajes secundarios. Eran una característica infaltable esos patios de casa chorizo donde se cruzaban siempre distintos personajes (estructura que retomo Adrián Suar para sus tiras costumbristas de Pol-Ka).
La presentación (eterna para los tiempos de la TV de hoy) tenía música de Valeria Lynch, mostraba a los personajes en distintas situaciones y era un tanto engañosa: daba a entender que los protagonistas iban a tener un desenlace trágico. Pero esto no iba a ocurrir en esta telenovela, sino en la siguiente -Ese hombre prohibido- en donde la protagonista moría en el último capítulo (una licencia que hasta ese entonces sólo se había tomado Migré en Piel Naranja). Otro extraño caso en donde la ficción anticipaba la realidad: Marco Estell y Graciela Cimer eran pareja en la vida real y ella moriría unos años después en un confuso caso.