El 89 puede considerarse como el peor año de la televisión argentina. La tremenda crisis energética llevó al gobierno de Alfonsín a realizar en enero cortes de energía y los canales de TV debieron recortar sus transmisiones: sólo podían hacerlo a partir de las 18 hs. En un principio se creyó que esta medida sería sólo durante el verano, pero las restricciones se mantuvieron todo el año.
Semejante panorama destruyó la economía de los canales, dinamitó la pauta publicitaria y dejó a cientos de proyectos en carpeta. En este informe de la revista TV Guía, de ese año, se presentaba la nueva programación de los canales: un anticipo de algo que -en muchos casos- nunca llegaría a verse en pantalla. Los anuncios eran:
En el canal de La Plata había regresado por un breve lapso Héctor Ricardo García, quien tenía en carpeta lanzar
El clan de Patsy (la Xuxa argentina), que el año anterior había emitido ATC;
Tato Diet al borde de un ataque de nervios (finalmente salió por Canal 13) y una remake de
La Tuerca. Ninguno de estos programas finalmente salió al aire.
En este canal se anunciaban ciclos como
De fulanas y menganas, Hombres de ley, El mundo de Antonio Gasalla, La bonita página, Que se vengan los chicos y un unitario con Héctor Alterio.
Las apuestas de Romay eran los teleatros
Rebelde (con Grecia Colmenares y Ricardo Darín) y una producción con Jorge Martínez y Jeannette Rodríguez, que finalmente no se realizó. También se anticipaba una nueva temporada de
¡Hola, Susana!, que a raíz del recorte horario se emitió únicamente los días lunes, a las 21.
Los proyectos de este canal -que ya estaba al borde de la quiebra- pasaban por una telenovela con Ana María Picchio y un unitario escrito por Maestro y Vaimann.
Este canal tenía en carpeta una nueva temporada de
Stress; el unitario
Vínculos III; un nuevo año de
De carne somos; una miniserie de Hugo Moser con Arturo Puig, llamada
El fanfa y una serie de títulos estreno para
El mundo del espectáculo, como
La amante del teniente francés, Los perros de la guerra y
Manhattan.
Los
efectos de la crisis del país y de la TV recortada
fueron tan fuertes, que en el mes de mayo se evaluó la posibilidad de
cerrar los canales 11 y 13 durante un tiempo.
En julio llegaría Menem, que en una de sus
primeras medidas de gobierno firmó un decreto para
privatizarlos, hecho que ocurrió en diciembre de ese año. En el verano del 90, Canal 11 pasó a ser Telefé y el 13 quedó en manos del Grupo Clarín.