Gran Triunfo

Esta semana se estrenó una nueva versión del reality Operación Triunfo, pero ahora la estructura del programa se armó a partir un blend con la de Gran Hermano. O sea: el objetivo es encontrar a la "nueva estrella de la canción" pero además observar cómo conviven durante las 24 horas encerrados en una casa.
Si hacemos un repaso por las anteriores versiones de estos dos formatos, la realidad es que son más los participantes de GH que han logrado una cierta trascendencia, que los que han pasado por OT.
En este video, del primer programa de GH2, podemos ver a una exultante, desbordada y sobreexitadísima Soledad Silveyra anunciando la llegada de los nuevos protagonistas del juego más famoso ¿del país? ¿del mundo?, entre los que encontramos a Ximena Capristo y Silvina Luna, junto a otros que lograron una tibia continuidad en los medios (Pablo Heredia, Alejandra Martínez, Gustavo Conti) y otros que son rostros tan pero tan anónimos que ni siquiera recordaríamos haberlos visto alguna vez en pantalla.



Esta edición de Gran Hermano tuvo como hitos algunas situaciones propias, como el brote de uno de sus protagonistas dentro de la casa, y otras ajenas como ser que durante el juego se produjo el atentado a las Torres Gemelas, acontecimiento que se les informaba a los participantes cuando salían de la casa, quienes respondían con cara de "¿Ah, si?, ¿Y qué son las Torres Gemelas?".
Otra perlita de este ciclo fue que su final coincidió con el final de De la Rua y de la Convertibilidad, por lo que el jugoso premio de cienmil dólares se convirtió en un mucho menos apetitoso y pesificado botín, que quedó en manos del participante Roberto Parra.